martes, 19 de junio de 2018

EL ALFARERO


Se cuenta que en Inglaterra había una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una hermosa tacita. 
- ¿Me permite ver esa taza? preguntó la señora, ¡nunca he visto nada tan fino! 
En las manos de la señora, la taza comenzó a contar su historia: 
- Usted debe saber que yo no siempre he sido la taza que usted está sosteniendo. Hace mucho tiempo era solo un poco de barro. Pero un artesano me tomó entre sus manos y me fue dando forma. 
Llegó el momento en que me desesperé y le grité: ¡Por favor, ya déjeme en paz! Pero él sólo me sonrió y me dijo: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo. 
Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor! Toqué a la puerta del horno y a través de la ventanilla pude leer sus labios que me decían: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo. 
Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me había refrescado, me comenzó a raspar, a lijar. No sé cómo no acabó conmigo. Me daba vueltas, me miraba de arriba a abajo. 
Por último me aplicó meticulosamente varias pinturas. Sentía que me ahogaba. Por favor déjame en paz, le gritaba a mi artesano; pero él solo me decía: aguanta un poco más, todavía no es tiempo. 
Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno, mucho más caliente que el primero. Ahora si pensé que terminaba con mi vida. Le rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me sacara, que si se había vuelto loco. Grité, lloré; pero mi artesano sólo me decía: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo. 
Me pregunté entonces si había esperanza. Si lograría sobrevivir a aquellos tratos y abandonos. Pero por alguna razón aguanté todo aquello. 
Fue entonces que se abrió la puerta y mi artesano me tomó cariñosamente y me llevó a un lugar muy diferente. Era precioso. Allí todas las tazas eran maravillosas, verdaderas obras de arte, resplandecían como solo ocurre en los sueños. 
No pasó mucho tiempo cuando descubrí que estaba en una fina tienda y ante mi había un espejo. Una de esas maravillas era yo. ¡No podía creerlo! ¡Esa no podía ser yo! 
Mi artesano entonces me dijo: 
- Yo sé que sufriste al ser moldeada por mis manos, mira tu hermosa figura. Sé que pasaste terribles calores, pero ahora observa tu sólida consistencia, sé que sufriste con las raspadas y pulidas, pero mira ahora la finura de tu presencia. Y la pintura te provocaba nauseas, pero contempla ahora tu hermosura. 
Y, ¿si te hubiera dejado como estabas? Seguramente serías un obra incompleta, no plena. ¡Ahora eres una obra terminada! ¡Lo que imaginé cuando te comencé a formar!

lunes, 11 de junio de 2018

EL SECRETO DE LAS PALABRAS



Cada ser humano tiene el poder de la palabra. Por este motivo es muy importante utilizar nuestra forma de desenvolvernos con el otro con propiedad. La supremacía de la comunicación  sale desde las profundidades de nuestro espíritu y puede generar montañas rusas de emociones, transmitir, transgredir y traspasar almas para conmoverlas.
Todas las palabras esconden secretos. Las personas son como baúles que esconden miles de monedas de oro espirituales. Es nuestro deber como seres humanos usar las palabras más simples en momentos complejos para poder ayudar al otro. No olvidemos que una expresión puede decirlo todo y conducirte directamente al éxito.
Usemos el secreto oculto que tienen las palabras para aconsejar, curar, contener y llenar de positividad a todos aquellos que quieran escucharnos porque nos necesitan. El habla es como una llave que destraba candados de emociones.
El origen de la humanidad es un secreto. Nuestra misión en esta vida también lo es. La palabra esconde un gran misterio y eso oculto, sigiloso, ignoto y escondido que tiene nuestra forma de comunicarnos se llama AMOR. 
Las palabras producen sensaciones, emociones y cosas maravillosas. Nunca dejemos de hablar y de pensar que todo lo malo puede convertirse en bueno. Si hablamos alguien va a escucharnos y esa persona puede cambiar su vida si una palabra es la clave que necesita para continuar y ser feliz. Recordemos cada día que si hablamos desde el amor podemos ayudar a toda la humanidad.