lunes, 25 de agosto de 2014

EL RELOJ DE CUCO Y LOS DOS PAJAROS

Cuco, era un reloj muy aventajado, ya que siempre estaba en hora y sabía perfectamente cuando tenía que sacar a pasear a su mascota, Cuquito, para indicar la hora exacta.
Así que Cuco era dos cosas, un tipo de reloj antiguo, y el dueño del pequeño cuco del interior del reloj, que era muy fiel y ayudaba a Cuco a dar las horas en punto.
Cuco se encontraba colgado en una pared de color beige en el salón de una pareja de ancianos sin hijos, sólo tenían un gato persa gris oscuro, y un canario amarillo que cantaba como los ángeles.
Después de tantos años viviendo con los ancianos, Cuco conocía muy bien sus costumbres, y les quería mucho, aunque no tanto a su canario Amarillito, que cantaba muy bien, pero interrumpía las horas en punto, y frustraba a Cuquito, que apenas se le oía.
Un día, algo molesto por la inoportunidad de Amarillito, Cuco le dijo varias cosas a su mascota:
- “Hoy a las 12, cuqueas 12 veces bien alto y claro, que Amarillito no te haga sombra”.
A las 12 en punto, salió la mascota de Cuco a dar las horas, gritó bastante y aún así, el canario eclipsaba el sonido del reloj.
Cuco, cansado de esa situación, tuvo una gran idea, le dijo a Cuquito:
- “Yo te quiero mucho, pero creo que necesitas una inyección de autoestima para que se te oiga mucho mejor, y que los ancianos sepan en qué hora viven, porque ahora mismo no te oyen”.
Fue a buscar a Amarillito a su jaula, la abrió y el canario salió revoloteando por toda la casa, hasta que vio a Cuco y se metió dentro. Allí se sentaron los dos pájaros y Cuco les aleccionó:
- “Chicos, quiero que las horas de hoy sean las mejores de vuestras vidas. Amarillito, cuando Cuquito comience con el primer cu-cú, quiero que le acompañes con una de tus preciosas melodías, y así daréis todas las horas del día. ¡Trabajo en equipo, chicos!”.
Así fue, la sintonía que Cuquito y Amarillito tenían era impresionante. Los ancianos se quedaron sorprendidos de tan buen trabajo conjunto, y a pesar de que vieron que Amarillito ya no estaba en su jaula, no les pareció mala idea dejarlo dentro de Cuco a vivir.

Durante muchos años, Cuquito y Amarillito trabajaron juntos cantando las horas en punto del día, fueron muy felices, y comprendieron que al trabajar en equipo, las fuerzas individuales de cada uno se unen con un resultado muy satisfactorio en la vida.

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