Un día la modestia se cansó de que siempre la estuvieran
poniendo aparte.
Ya se sabe, todo el mundo se lo pasa diciendo “modestia aparte”
Protestó la modestia. Hizo un plantón. Salió de la calle a
manifestar su inconformidad. Pero todo fue inútil, la gente continuaba diciendo
“modestia aparte”
Así pues, decidió
desaparecer. Sencillamente, se extinguió.
Por eso, según se habrá notado, nadie es modesto ya.
Si la modestia supiera lo que trajo consigo su desaparición,
seguramente diría: “Yo era muy
necesaria, modestia aparte”.
Armando Fuentes Aguirre.
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