Saberse rico no siempre significa tener dinero. Algunas personas consideran que teniendo llenos sus bolsillos, tienen consigo mismos las llaves de la felicidad y la riqueza. Sin embargo, quizás sea necesario que veamos más allá de lo material... En lo cotidiano y en lo más simple, las personas más felices, encuentran su felicidad.
Un viejo ermitaño fue invitado cierta vez a visitar la corte
del rey más poderoso de aquella época.
-Envidio a un hombre santo como tú, que se contenta con tan
poco – comentó el soberano.
- Yo envidio a Vuestra Majestad, que se contenta con menos
que yo – respondió el ermitaño.
- ¿Cómo puedes decirme esto, cuando todo el país me
perteneces? – dijo el rey, ofendido.
- Justamente por eso. Yo tengo la música de las esferas
celestes, tengo los ríos y las montañas del mundo entero, tengo la luna y el
sol, porque tengo a Dios en mi alma. Vuestra Majestad, sin embargo, sólo posee
este reino.
Paulo Coelho
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