miércoles, 27 de junio de 2012

La Mejor Herramienta del Diablo


Continuar o no continuar es la cuestión... Lejos ha quedado en el tiempo, el famoso "ser o no ser". El fantasma del desaliento nos persigue como sombra ante las distintas situaciones de la vida que no nos animamos a enfrentar, así como en aquellas en las que tambaleamos rápidamente y comenzamos a dejar de lado. Ser perseverante es el único antídoto. Completar etapas, fijar objetivos y alcanzar nuestras metas. He allí, la única cuestión. Si hemos de abandonar.. el diablo habrá metido su mano...

Cierta vez, se corrió la voz de que el diablo se retiraba de los negocios y que vendía sus herramientas al mejor postor. En la noche de la venta estaban todas las herramientas en forma de que llamaran la atención, y por cierto que eran un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, sensualidad, engaños, además de todos los otros implementos del mal. Aparte del lote había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, cuyo precio era más alto que el de todos los otros.
Alguien preguntó al diablo como se llamaba el instrumento.
-"Desaliento" fue la respuesta.
-¿Por qué su precio es tan alto? le preguntaron.
-"Porque -replicó el diablo- ese instrumento me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano con este instrumento cuando los demás me fallan, y una vez dentro, por medio del desaliento, puedo hacer con esa persona lo que se me antoje. Está muy gastado porque lo uso con casi todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece lo puedo usar continuamente para lograr mis propósitos". Pero el precio para desaliento era tan alto que aún sigue siendo propiedad del diablo.
¿Qué les parece? Creo que el desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse. No desalentarnos con nuestro trabajo, nuestra familia, la necesidad de cambio, los grupos los compañeros.

Debemos mantenernos alerta contra el desaliento, principalmente al principio, cuando estamos trabajando para encontrarnos a nosotros mismos. Si hay un tropezón o una recaída no hay que entregarse. Después de cada recaída se comienza desde un punto más avanzado. Pero eso no se logra solo, sino con la ayuda de personas e ideas.


(Texto extraido de la revista Quantum - Año 1 Nº 9, Noviembre 1998, Pág. 9)

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