Un Cuento Para Pensar
Toda mi vida viví
dentro de un coco...
Era un lugar oscuro
y estrecho, especialmente de mañana, cuando quería afeitarme.
Pero lo que más me
mortificaba es que no había forma de tomar contacto con el mundo exterior.
Si nadie encontraba el coco por casualidad y
lo golpeaba para abrirlo, estaba condenado a pasarme la vida encerrado adentro. Y quizás morir allí también.
Morí en ese
coco. Dos años más tarde alguien se
topó con el coco y lo abrió y me
encontró allí, encogido, seco como una pasa.
¡Qué pena, dijeron. “Si lo
hubiéramos encontrado antes, tal vez habríamos podido salvarlo. A lo mejor hay otros encerrados como él.”
Salieron y
rompieron todos los cocos que encontraron.
Pero fue en vano. Sólo un loco
como yo puede vivir dentro de un coco.
Lástima que no pudiera contarles de mi primo, que vive en una bellota.
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