Un hombre tomaba distraídamente su desayuno. De repente, la
rebanada de pan que acababa de untar con mantequilla se le cayó al suelo.
Cuál no sería su sorpresa al advertir que ¡el lado de la
mantequilla se le cayó al suelo! Aquello era un milagro. Animado, les contó a
sus amigos el fenómeno y todos se quedaron asombrados pues, como el mundo
sabe, cuando el pan se cae lo hace
siempre con el lado de la mantequilla hacia abajo.
- Tal vez seas un santo - le dijo uno -,y estés recibiendo
una señal de Dios.
La historia se extendió enseguida por la pequeña población,
y todos se pusieron a discutir animadamente el episodio. Como nadie encontraba
una explicación convincente, buscaron a un maestro que vivía en los alrededores,
y le contaron el acontecimiento.
El maestro pidió una noche para rezar, reflexionar, y pedir inspiración
divina. Al día siguiente, todos acudieron a él, ansiosos por escuchar la
respuesta.
-La solución es muy sencilla- dijo el maestro- . En
realidad, el pan cayó al suelo exactamente con debía caer.
La mantequilla es la
que estaba en el lado equivocado.
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