Los guaraníes fueron un
pueblo amante de la naturaleza, que explicó con hermosas leyendas todo los que
sus mentes no alcanzaban comprender.
Esto sucedió con casi todos los pueblos que habitaban nuestro
territorio. Por eso poseemos un
riquísimo folklore. El origen de la
vida, el movimiento de los astros, el misterio de la muerte…
El colibrí o picaflor, al que
los guaraníes llamaron Mainumbí, es un pájaro diminuto de refulgente belleza, que
se alimenta con el néctar de las flores.
Pero para los guaraníes, el picaflor era el simbólico mensajero entre
los dioses y los hombres.
¿De qué manera
cumplía su maravillosa misión? Al llegar
la muerte los hombres abandonan su cuerpo en la Tierra, pero el alma que anida
en ellos vuelve a ocultarse en una flor.
Mainumbí, al liberar el néctar con su largo pico, halla en la flor el
alma del que acaba de morir.
Con un ágil
aleteo llega hasta el Paraíso, y allí deja el espíritu, que encuentra gracias a
él, su morada eterna.
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